Mujeres en altos cargos directivos: tarea pendiente

Cristián Lefevre

Si bien las mujeres actualmente representan a más del 50% de la población mundial, esta cifra está lejos de ser equivalente cuando se habla de la participación en cargos directivos, tanto a nivel internacional como nacional. Según el estudio “¿Es rentable la diversidad de género?”, realizado por el Peterson Institute for International Economics y EY (ex Ernst & Young), y que se aplicó a 21.980 empresas abiertas en bolsa de más de 90 países, un 60% de las compañías encuestadas no considera a mujeres en sus directorios y más del 50% no tiene a ninguna mujer en cargos ejecutivos.

En nuestro país, en tanto, los estudios apuntan a una realidad similar. El Informe de Mujeres de Alta Dirección, IMAD 2016, que aplicó una encuesta a ejecutivos de 419 medianas y grandes empresas, señala que un 16,2% de estas compañías tienen mujeres en puestos de directorios, una cifra que disminuye si la muestra se acota a las empresas que forman parte del índice bursátil IPSA, con una tasa de sólo 6%. Además, a mayor volumen de ventas, relevancia bursátil y tamaño, menor es la tasa de mujeres que ocupan cargos como la gerencia general o directorio.

Es difícil comprender por qué las empresas no se percatan aún de los beneficios que han destacado los diversos reportes existentes al respecto y que respaldan la idea de que la figura de la mujer en una empresa tiene consecuencias positivas en el negocio, tales como reducir los riesgos y apuntalar los resultados empresariales. El informe “Staying power: how do family businesses create lasting success?”, hecho por Kennesaw State University y EY, donde se encuestó a las 2.400 mayores empresas familiares del mundo, arrojó que el 70% de este tipo de firmas está considerando nombrar a una mujer como próximo CEO. Esto puede ser un comienzo.

En Chile se han hecho algunos esfuerzos durante los últimos años para aumentar la presencia femenina en los directorios de empresas públicas, la que llega a cerca de 30%, según cifras del Ministerio de Hacienda. Otro ejemplo relevante son las AFP que en 2016 tuvieron que proponer 12 nuevos directores independientes para integrar las mesas de las sociedades anónimas abiertas en las que tienen participación. El 25% de ellos correspondieron a mujeres.

Pero no hay que quedarse con estos pequeños avances, pues aún hay mucho por hacer. Para que el escenario cambie se deben reforzar las políticas a favor de la participación de las mujeres en altos cargos, impulsar la flexibilidad laboral y contar con mayor acceso a cuidado infantil de calidad. Un resultado interesante del reporte del Peterson Institute y EY es que la licencia por maternidad no tiene relación directa con la mayor presencia de mujeres, pero sí fomentar los permisos de paternidad. Esta fórmula sería interesante de explorar en nuestro país, sobre todo tomando en cuenta la baja tasa de hombres que actualmente usan este beneficio.